Cuando decidís dar el paso y casaros, la primera pregunta es ¿cómo organizo una boda? Porque planear una boda requiere una gran inversión, no solo económica, sino de tiempo, paciencia y esfuerzo. Es la experiencia de vuestra vida y ponéis la mayor dedicación y mimo en ella. Por ello os comentamos cinco errores que debes evitar para organizar tu boda perfecta.
“Entre los errores que debes evitar al organizar una boda están los tratamientos corporales de última hora y elegir un vestido de talla pequeña”
1. Elegir un vestido de novia de talla pequeña
Parece un cliché, pero no lo es. El vestido perfecto para tu boda existe y te está esperando, pero debes saber elegirlo y, sobre todo, mentalizarte de que los que ves en el cuerpo de las modelos de las revistas no van a quedarte exactamente igual. Porque hay que ser honesta con una misma: tú no eres modelo, y nadie pretende que lo seas, así que céntrate en buscar un vestido acorde a tu estilo y a la figura con la que la naturaleza te ha dotado. Resalta tu potencial, no lo destruyas.
Lo más común es comprar un vestido que te van a ir arreglando hasta dejarlo hecho a tu medida durante varias pruebas a lo largo de los meses hasta que llegue el gran día, pero hay quienes optan por hacerse con una talla algo ajustada pensando que en las semanas previas al gran día perderán algo de peso y así no tendrán que arreglarlo. Porque sí, es muy probable que tras la primera prueba del vestido comiences a cuidar más tu alimentación e intentes hacer más ejercicio para perder algún kilo o tonificar tu cuerpo, pero no siempre se tiene ni el tiempo ni la fuerza de voluntad, y menos cuando el estrés y la tensión que van acechando a medida que se acerca la fecha del “sí, quiero”. Y no, no te engañes, no a todas las mujeres las “adelgaza” los nervios. Es más, no solo puede que no adelgaces, sino que incluso puedes engordar desde la primera prueba a la última.
Piensa que el vestido debe ajustarte a ti, y no al revés. Y recuerda, la prenda perfecta será aquella que te permita saludar, agacharte y bailar durante todo el día.
2. Maquillarte en exceso
El maquillaje puede ser tu gran aliado o tu peor enemigo. Muchas veces, por el hecho de que un maquillador profesional va a hacer una obra de arte con tu rostro, nos dejamos llevar y queremos lucir como una estrella de cine. Pero es importante (y el maquillador seguramente te lo dirá) mantener tu esencia y, sobre todo, que te reconozcan cuando hagas tu entrada triunfal. Así que apuesta por un maquillaje sencillo, fresco, acorde al tono de tu piel. Huye de las sombras llamativas y rayas oscuras y gruesas. Lo más recomendado es un estilo muy natural. Más no es sinónimo de mejor.
Además, debes tener en cuenta la luz, porque el tono de maquillaje cambia. No es lo mismo celebrar la boda en interior (donde la luz es artificial) o en exterior (donde la iluminación es más clara y natural). A eso se suma la estación del año, porque la luz en invierno es más azulada que en verano, que es más intensa y brillante.
3. Elegir el proveedor más barato
Que lo barato sale caro es un dicho que se confirma, sin duda, en una boda. En ocasiones, debido a una falta de presupuesto, se comete el gran error de contratar al que da el precio más bajo. Pero debéis pensar que un buen proveedor será decisivo para que vuestro gran día sea memorable. Por eso, pide los presupuestos que hagan falta, pide muestras, acércate y compara. No sacrifiques la calidad por el precio.
A la hora de tomar una decisión, asegúrate de la calidad, no solo del producto, sino del servicio durante todo el proceso de organización y la atención y facilidades que ofrecen. Contrasta opiniones, mira sus trabajos anteriores y fíjate si el precio incluye IVA.
4. No consultar al novio
La boda no es solo tuya. Por mucho que gire en torno a la novia, tu pareja tiene mucho que decir, por eso es imprescindible que os sentéis a acordar todos los detalles y no tomes decisiones presuponiendo que a él no le importa.
El estrés y los nervios siempre juegan malas pasadas y acaban generando mal humor
Cuando haya momentos de duda u opiniones opuestas, intentad siempre llegar a una solución intermedia que a ambos os parezca bien. De esta manera compartiréis más tiempo juntos y podréis disfrutar del trabajo bien hecho cuando el gran día termine.
5. Tratamientos corporales de última hora
Si no quieres que las prisas te jueguen una mala pasada, no acudas a hacerte ningún tratamiento el día antes de tu boda.
Es importante tener una planificación que debe empezar meses antes del gran día. Es lo que llaman un calendario de belleza en el que apuntar qué hacerte y cuándo.
Incluye en él una limpieza de cutis profunda para mejorar el aspecto de la piel y corregir la dilatación de los poros. Un tratamiento que aconsejan que se repita un par de semanas antes de la boda para dejar la cara sin impurezas y preparada para el maquillaje del gran día.
También es recomendable una exfoliación de la piel (peeling con hidratación corporal) para promover el proceso fisiológico de renovación celular.
Y si te atreves, puedes pensar en el blanqueamiento dental, pero eso sí, debes empezar con un par de meses de antelación o no se notarán los resultados.
Reportaje gráfico (vía)
Y después de leer lo increíble que puede ser una boda en otoño, ¿te quedas con esta estación del año para celebrar tu boda?