Si hay un momento memorable en una boda es contemplar a una novia radiante caminando hacia el altar.
Pero si quieres añadir una nota de misterio y exquisitez, te recomendamos recurrir al complemento perfecto: el velo.
Vamos a resolver tus dudas: ¿De dónde procede esta tradición? ¿Qué tipos de velo existen? Según el protocolo, ¿en qué momento debes retirarlo?
Hoy «desvelamos» los secretos de una tradición que se ha recuperado.
¿Te apuntas?
La simbología del velo nupcial
El velo está relacionado con la espiritualidad religiosa y de ahí que no sea indicado para celebrar una ceremonia civil.
Griegos y romanos lo empleaban como escudo protector de la novia y así evitaban la influencia negativa de los malos espíritus.
De ahí pasó a significar la sumisión al marido y en el siglo XIX la religión católica lo impuso como símbolo de pureza y virginidad.
Precisamente por ese sometimiento simbólico al marido, las novias habían rechazado su uso.
Pero los tiempos cambian y la tendencia es recuperar un complemento elegante y distinguido que realza la belleza de cualquier mujer.
¿Quieres salir velada de tu casa?
Aunque las reglas del protocolo nupcial no son estrictas, es conveniente que mantengas unas líneas básicas:
- Según la tradición, la novia debe salir con el rostro cubierto de su casa, pero es más práctico cubrirse dentro del coche que conduce a la iglesia.
- Como hemos dicho, el velo es adecuado para bodas religiosas pero depende del gusto de la novia y ya se empiezan a ver en ceremonias civiles.
- ¿Cuándo se retira el velo? La norma eclesiástica aconseja hacerlo después de que el sacerdote diga, «lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»
- Otra opción es permitir que el velo lo levante el padrino cuando hace entrega de la novia.
- Algunas novias están durante todo el banquete con el velo retirado y si no te resulta incómodo puedes permanecer con él.
- Pero si entorpece tu baile nupcial, es mejor que te quedes con un pequeño tocado o tu diadema.
¿Qué velo es el tuyo?
No es lo mismo un velo largo que uno corto y es importante adecuarlo a las bodas de día o de tarde.
Te lo contamos:
- Velo catedral.
El velo más solemne y reservado para bodas reales o de alta alcurnia.
Puede llegar a los cinco metros de largo y es difícil de llevar. La reina de esta clase de tocado es la mantilla española y lucirla con estilo exige una gran preparación.
- Velo largo o velo capilla.
Es un velo tradicional reservado para bodas en iglesias amplias. Simula una cola pero no debe sobrepasar al vestido. Está compuesto por varias capas e indicado en looks clásicos y sencillos.
- Velo corto, velo francés o velo de rejilla.
Estuvo de moda durante los años 20 y parece que vuelve a ser tendencia.
Es perfecto para novias que queréis dar un toque sofisticado o retro con un vestido midi, palabra de honor o de corte sirena.
El velo no puede sobrepasar la barbilla y suele tener unos 50 cm de largo.
- Velo cascada o velo al codo.
Tiene unos 90 cm de largo y llega hasta la cadera.
Se llama «en cascada« por estar formado de varias capas, generalmente dos y la superficie más corta monta sobre la anterior haciendo un efecto elegante y vaporoso.
Genial para lucirlo con un vestido sin mangas de corte sencillo y espalda escotada.
El tejido y el color del velo son importantes
La parte etérea de la novia se representa en esta pieza tan valorada, por eso es tan importante elegir bien el tejido y el color.
Debes tener en cuenta que es el velo el que se tiene que adaptar al vestido y no al revés.
La norma establece que no debe ser de un tono más claro que tu vestido, en todo caso más oscuro, pero lo ideal es que empasten a la perfección sin estridencias.
Cuanto más recargado sea el vestido, más ligero y natural debe ser tu velo.
El tejido de mayor calidad es el tul de seda rematado en una ligera blonda bordada a mano y con punta en castañuela.
El tul chantillí con motivos vegetales y el encaje de Bruselas tejido a bolillo, son piezas de gran valor que se heredan de madres a hijas.
Tal vez no quieras hacer una gran inversión y por suerte para ti, el plumeti está marcando tendencia. Es un tul con puntitos, fresco y delicado que puede enriquecer tu atuendo de una manera sofisticada.
Si ya te has decidido por ser una novia velada…
¡No cometas estos 3 errores!
- El velo es el equilibrador ideal para cualquier outfit, pero no te sientas obligada a lucirlo. Si crees que te va a restar naturalidad y convertirse en un estorbo es mejor que renuncies a él.
- El velo se decide basándonos en el vestido pero si has heredado la mantilla de tu abuela y te pirras por lucirla, te recomendamos ponerte en manos de una estilista para evitar riesgos.
- El velo no es la cola de tu vestido. Recuerda que no debe sobrepasar el largo de tu falda o como mucho unos 20 cm.
Tu sonrisa misteriosa
Si quieres recuperar esta antigua tradición y mantener el misterio de tu sonrisa hasta llegar al altar, ¡no renuncies a tu velo!
Con mantilla española, tul de seda o chantillí, seguro que lucirás bellísima y Villa Laureana es el escenario perfecto para cumplir tus sueños.