Hay una fase, dentro de la lista que comprende los distintos aniversarios de boda, en que la cosa se pone seria. O, si no sonara soez, diríamos que dura. Sólida. Consolidada. Resistente. Mineral. Porque una vez superadas las bodas de papel, algodón, cuero, lana o arcilla, la cosa se empieza a robustecer.
Llega el granito, el cobre, el sílex y, por fin, la piedra. Sinónimo de roca, las bodas de piedra son el símil perfecto de las palabras que todo sacerdote de bien suele pronunciar en el día señalado: que el amor es una roca sobre la que edificar la relación.
Así, a los treinta y siete años de casados, que es cuando se celebran las bodas de piedra, entre las bodas de plata y las de oro, podemos afirmar que el amor ha cuajado. Se ha hecho resistente, duradero, no es una experiencia, sino un acontecimiento, que diría el filósofo Žižek.
Hay que tener también un carácter pétreo, en el mejor de los sentidos, para resistir los embates, las dificultades, las malas rachas, los obstáculos de todo tipo que se presentan a lo largo de la vida matrimonial para llegar a esos treinta y siete años. Y eso hay que celebrarlo. A continuación te ofrecemos algunas sugerencias.
¿Cómo celebrar las bodas de piedra?
En este tipo de aniversarios, como los de rosas o las bodas de marfil, se impone hacer el guiño con el material correspondiente. En este caso, una idea pintiparada, es decir, accesible, original, divertida y que dejará un buen recuerdo en la pareja puede ser una excursión al monasterio de Piedra.
Ubicado en la provincia de Zaragoza, España, es un antiguo monasterio cisterciense rodeado de un paisaje natural espectacular con cascadas, grutas y lagos. Fundado en el siglo XIII, hoy es un destino turístico conocido por su belleza serena y sus impresionantes formaciones rocosas ideal para una escapadita romántica para celebrar, por ejemplo, vuestros treinta y siete años de casados.
Además, no lejos de allá podréis encontrar lugares propicios para descansar y relajaros, como el balneario de Alhama de Aragón, con sus sesiones de talasoterapia, masajes y demás tratamientos de bienestar integral.
Un gran viaje por vuestras bodas de piedra
Claro que si queréis celebrar la efeméride más a lo grande, siguiendo el juego de palabras, la propuesta adecuada sería visitar Petra, la joya de Jordania, cuyo nombre lítico ya nos remite a la piedra. ¿Y qué podemos decir de Petra? Pues que se trata de una antigua ciudad nabatea tallada en roca rosa y famosa por su impresionante arquitectura, sobre todo por el Tesoro, el impresionante edificio esculpido en la roca que habrás visto en tantas fotos y documentales.
Considerada una de las nuevas Siete Maravillas del Mundo, Petra es un sitio arqueológico fascinante que atrae a visitantes de todo el mundo como vosotros y vuestros hermosos treinta y siete años de matrimonio en común, otra de las maravillas del mundo que habéis creado los dos solitos.
Una buena cena a la piedra
Las bodas de piedra riman con monasterios de piedra pero también con carnes a la piedra. Muy cerquita de Villa Laureana, la finca de bodas más exclusiva del norte de Madrid cuyo blog estás leyendo ahora mismo, se encuentra Casa Emiliana, donde son expertos en sacarle a la carne, a los distintos tipos de carne, los mejores sabores.
Y entre esas viandas suculentas se encuentran, tachán, las carnes a la piedra, una propuesta perfecta para vuestro aniversario pétreo. Eso sí, las carnes a la piedra también son como vosotros: sabrosas, pero tiernas.
Una cena estupenda para evocar vuestros mejores momentos, que podéis disfrutar solos o acompañados por vuestros hijos. Ah! Y si están pensando en casarse, en llegar también a las bodas de plata, podéis recordarles que en Villa Laureana, hasta el 30 de abril, sigue abierta la promoción bodas Last Minute.
¡Felices bodas de piedra!
Fuente de las fotos: Pexels