Como dice el imaginario popular con cierta guasa “para dos o tres veces que te casas en la vida, hay que hacerlo bien”. Bromas aparte, no deja de ser verdad que una celebración tan especial como una boda civil, si hay amor, amor del bueno, debe dejar huella en la memoria.
Proliferan las bodas estándar, las bodas en bloque, esas bodas sota-caballo-rey que parecen todas fabricadas en serie. Huyamos de eso y busquemos una celebración que se viva como algo mágico; lo fácil es conformarse con las fórmulas trilladas, pero no parece el mejor modo de comenzar ese camino común que es la vida matrimonial.
Además, en las bodas civiles, lejos del protocolo más o menos formal de las bodas por la Iglesia, hay más manga ancha. Más espacio para la imaginación, la creatividad e incluso la transgresión o el toque friki. ¡A por ello!
Haz de tu boda algo único con una ubicación diferente
Es lo primero que debes tener en cuenta, o debéis, como pareja, para que la cosa se ponga emocionante. Ya vimos que hay distintas opciones a la hora de escoger el lugar para casarse, por lo que esas propuestas siguen plenamente vigentes. Están las bodas en lugares exóticos, de los que vimos algunos ejemplos, aunque el abanico es tan amplio como vuestras ganas y presupuesto lo permitan.
Hablamos de la boda en sí, no tanto del banquete, para lo que será necesario un recinto, ya sea abierto o indoor, así como los oficiantes de la boda, testigos, padrinos y, por supuesto, invitados. De hecho, los espacios abiertos, siempre que la boda se celebre en la época del buen tiempo, son opciones cada vez más interesantes.
Casarse en un campo de fútbol
Como la de contraer matrimonio sobre el césped del estadio de vuestro equipo de fútbol favorito, el de toda la vida, el que lleváis en vuestro corazón. El Camp Nou ha abierto la veda ante la creciente demanda por parte de aficionados del Barça a pronunciar el “si, quiero” dentro de sus instalaciones”.
Además de poder besar a la novia en el punto de penalti, ofrecen servicios de cátering, puesta a punto de la zona para el banquete, con las mesas y demás mobiliario para la ocasión, regalos personalizados y el uso del autobús del primer equipo para trasladar a los invitados a donde haga falta.
También, siguiendo nuestras más arraigadas tradiciones, también empiezan a ofrecerse plazas de toros para albergar bodas civiles. Porque hay que reconocer que, en lugar de ciertos salones de plenos de ayuntamientos tirando a desangelados, casarse sobre el albero de un coso con especial valor sentimental para la pareja tiene mucho de especial. Además de que resultan localizaciones muy fotogénicas, ideales para llevar a cabo vuestro álbum de fotos de un día único en un lugar extraordinario.
Buscar lo original en el rito en sí
Pero además de estas ubicaciones sorpresivas, el propio rito de la ceremonia puede ser también original. Habida cuenta de que la ceremonia civil se define por la ausencia de rito, por la mera lectura de unos textos legales desprovistos de cualquier emoción más allá de los textos que quieran leer novios y testigos, es lógico buscar protocolos con más contenido.
Se puede tirar de clásicos y casarse en Las Vegas, a los Elvis y Priscilla, pero es cierto que queda algo a desmano y que puede resultar algo impostado. Así que una opción nada desdeñable es que la pareja desarrolle el propio rito de boda. Como el libro que ya citamos en este post con poemas para bodas civiles que podría ser muy adecuado para la fase de los votos matrimoniales, pero también para vestir toda la boda civil. ¿Cómo? Intercalando esos poemas escogidos entre las frases que la autoridad civil va leyendo, logrando así mitigar la asepsia de las bodas no religiosas.
Algunos de los rituales más en boga
No obstante, en ausencia de protocolos claro, con el tiempo se han ido generando una serie de rituales específicos para bodas civiles, que se pueden relacionar entre sí, entre los que destacan los siguientes:
Rito de las velas
Recogida de la herencia cristiana, se emplean velas grandes y velas pequeñas como símbolo de la luz que debe reinar en la relación, y como metáfora de la transmisión, de la tradición, de un hilo de oro a través de las generaciones.
Rito de las rosas
Deudora del Sant Jordi catalán, representa un bonito momento con el intercambio de estas flores del amor. Se puede ligar al significado que se le da en El principito, con la rosa como el símbolo de la pureza, la inocencia, la curiosidad eterna por la vida, algo que debería primar en todo matrimonio.
Rito de la arena
Se precisan arenas de dos colores y tres recipientes. Dos pequeños, para cada uno de los novios, con su arena correspondiente, y uno grande en los futuros cónyuges depositan su arena, como símbolo de su intrincada unión.
Como se puede comprobar, son rituales sencillos para bodas, aunque con su carga alegórica. Hay muchos más y se pueden emplear varios a lo largo de la ceremonia. Pero lo más estimulante es que la pareja cree sus propios ritos, a su medida, en arreglo a su sensibilidad, a su historia común, y se genera un acontecimiento cargado de sentido.